Entre el limite de La Push

Llegué medio segundo despues que Romil, sonriendo.

La brisa me dió en el rostro y pude persibir que no había señales de humanos ni licántropos.
- Como dije, no hay rastros, desde aca ya se sentiría la peste...

Asentí.
-.. ¿Cruzamos la linea? - propuse.

Lo pensé durante unos segundos.
- ¿No tendremos problemas con los licántropos, los Cullen, y la guardia?

Simulé pensarlo.
- Sí - le dije, despreocupadamente.

Lo pensé otra vez.
-Que mala influencia sos, Maggie-dije riendo- Me encantaría ir, pero me ganaría muchos problemas con la guardia, ellos son los que me preocupan, no los Cullen ni los licántropos. En serio, perdón.

Me encogí de hombros.
- Bueno, le voy a decir a Rach, para otro dia - reí -. ¿Qué hacemos ahora?

- No me apetece cazar animales, así que... podríamos, no sé, ¿ir a Denali? Para ver que tál el lugar, ¿No?-pregunté sonriendo, me gustaba la idea de salir de este pueblito.

Abri grandes los ojos, contenta.
- Sii nunca fui a Denali ! - exclamé.

Sonreí.
-Bueno, ¿vamos corriendo o te llevo en mi auto?-le dije con una sonrisa media maliciosa, pensando en mi bestia.

- Creo que es más seguro no dejar a tu bebé solito - sonreí. -. Vamos en el auto.

-Okey-le respondí con una malevola sonrisa, había dejado a mi bestia muy cerca del bosque- Esta por aca-señalé un montón de árboles, atras de ellos se veía un hermoso ferrari negro con techo-Vamos!-le dije emocionada a Maggie, después salí corriendo.

Me quedé viendo el auto con ojos desorbitados (? Me emocioné con solo pensar que iba a viajar en él. Corrí detras de Romil hasta llegar al autazo. Esperé a que abriera las puertas y me metí en el asiento del copiloto.
- Lo amo - le dije.

- Yo igual, un pequeño privilegio de la guardia-le dije, y abrí la guantera para sacar unos anteojos negros, luego me los coloque. Abroché mi cinturón y añadí:-Será mejor que te abroches tu cinturon, este bebé si que corre.

Sonreí, y me abroché el cinturón. Me sentí atada.
- ¿Alguna vez lo aceleraste a todo lo que da? - le pregunté, mientras miraba por la ventana.

Lanzé una carcajada.
- Claro que sí, hay increíbles pistas de carreras en Volterra, ¡son maravillosas! A veces, después de un buen trabajo me dejan ir a correr, no les gusta a los demás porque llama mucho la atención pero viví con adrenalina mi vida humana y viviré mi muerte al igual.

- Muerte.. - medité -. No creo que sea muerte. Lo definiría mejor como "existencia"

- Muerte para mí, morí cuando mi familia humana lo hice y yo seguí "existiendo"-le digo algo seria.

La miré de reojo,
- Perdona - musité.

- No te preocupes, nos pasa a todos ¿no?-le dije restandole importancia.

- Hm. sí - dije. En realidad no podía sentirme del todo triste por la muerte de mi familia, ya que no sabía quién era. No sabía por quién entristecerme, asi que mi dolor era parecido al que uno experimenta cuando ve las noticias de asesinato por television.

- No suenas muy convencida-le dije sin mirarla.

- Pasa que no me acuerdo nada de mi vida humana - expliqué -, así que no estoy segura de quién es mi familia.

- Ah, cierto, algunos no recuerdan su vida humana-recordé- Suerte tienen ustedes...